Biocombustibles: subas que alivian al agro, pero presionan los surtidores


El Gobierno nacional actualizó los precios de los biocombustibles para septiembre, generando alivio parcial para los productores de maíz y caña de azúcar, pero también aumentando la presión sobre los costos logísticos y los precios en los surtidores. Las medidas fueron oficializadas mediante las Resoluciones 368/2025 y 369/2025 de la Secretaría de Energía, publicadas en el Boletín Oficial, que establecen valores mínimos para biodiésel y bioetanol.

En concreto, el biodiésel tendrá un precio mínimo de 1.408.687 pesos por tonelada, mientras que el bioetanol de caña se ubica en 857.006 pesos por litro y el bioetanol de maíz en 785.468 pesos por litro.

Incrementos acumulados en el año

La medida se suma a una serie de ajustes aplicados durante 2025 con el objetivo de actualizar los precios de los biocombustibles frente a la inflación y los crecientes costos de insumos. En febrero, el biodiésel cotizaba a 1.107.605 pesos por tonelada, el bioetanol de caña a 717 pesos por litro y el de maíz a 657 pesos. A lo largo del año se registraron nuevas subas, hasta llegar en julio y agosto a 1,3 millones por tonelada de biodiésel y 824 y 755 pesos por litro de bioetanol.

Con el ajuste de septiembre, la suba acumulada en el año supera el 27% para el biodiésel y el 20% para el bioetanol, cifras que, según los productores, representan un alivio luego de meses en los que los precios oficiales de estos biocombustibles habían quedado rezagados frente a la inflación.

Biocombustibles, precios, biodiesel, gobierno, combustibles

Alivio parcial para los productores

Los incrementos en los biocombustibles benefician principalmente a los productores de caña de azúcar, cuyo precio mínimo ahora compensa gran parte de los costos de cosecha y transporte. Para los ingenios azucareros, la actualización del bioetanol es un incentivo para mantener activa la capacidad instalada y continuar procesando la materia prima sin interrumpir la producción.

En el caso del maíz, la situación es más ajustada. La materia prima representa entre 65 y 70% del costo de producción del bioetanol, y la volatilidad del grano en el mercado internacional presiona los márgenes de rentabilidad. Según estimaciones de mercado, para producir 1.000 litros de bioetanol se necesitan 3,2 toneladas de maíz, con un costo de 704.000 pesos solo en materia prima. Sumando energía, insumos y transporte, el gasto total alcanza unos 794.000 pesos, lo que deja un margen prácticamente nulo frente al precio oficial de 785.468 pesos.

Para la caña de azúcar, la ecuación es más favorable: se requieren unas 10 toneladas para elaborar 1.000 litros de bioetanol, lo que implica 170.000 pesos en materia prima. Sumando cosecha, molienda, insumos y transporte, el costo total asciende a 800.000 pesos, dejando un margen positivo cercano al 7% frente al precio oficial de 857.006 pesos.

Combustibles,

Presión sobre los surtidores y la logística

El alivio para los productores no se traduce automáticamente en beneficios para los consumidores finales. Según el sector transportista y agroindustrial, cada ajuste en los precios de los biocombustibles impacta en los costos logísticos, que se trasladan inevitablemente a la cadena de comercialización. Esto implica que los surtidores podrían reflejar aumentos parciales en los próximos meses, una consecuencia directa de los incrementos en materia prima y de los costos asociados a transporte y energía.

En este sentido, los expertos advierten que la rentabilidad para los productores de maíz sigue siendo limitada, mientras que los ingenios de caña pueden operar con un respiro, aunque pequeño, que apenas cubre los aumentos salariales y los costos energéticos. La inflación y la presión sobre los insumos permanecen como factores que condicionan el desempeño del sector, incluso con los nuevos precios oficiales.

combustibles, Biocombustibles, agro

Un escenario de márgenes ajustados

En resumen, la actualización de precios de biocombustibles representa un alivio parcial para el agro, especialmente para los ingenios azucareros, mientras que los productores de maíz enfrentan un escenario de márgenes estrechos y alta exposición a la volatilidad del mercado internacional.

El desafío para el sector es lograr un equilibrio entre la rentabilidad interna y la competitividad externa, evitando que los incrementos en los precios de los biocombustibles se traduzcan en mayores costos para los consumidores sin mejorar significativamente los ingresos de los productores.