El Banco Mundial advierte una baja en los commodities y alerta por el impacto de La Niña en Argentina


El Banco Mundial proyectó un panorama desafiante para los próximos años en los mercados de materias primas. Según su informe “Perspectivas de los mercados de materias primas”, publicado esta semana, los precios globales de los commodities caerán un 7% en 2025 y otro 7% en 2026, lo que marcaría cuatro años consecutivos de retroceso y ubicaría las cotizaciones en el nivel más bajo desde 2020.

El Banco Mundial advirtió que esta tendencia a la baja responde a un escenario de crecimiento económico débil, aumento en la oferta de energía y persistente incertidumbre política y comercial a nivel global. Sin embargo, aclaró que, pese a las caídas, los valores de las materias primas seguirán por encima de los niveles previos a la pandemia: en 2025 se ubicarían un 23% por encima de los de 2019, y en 2026, un 14% más altos.

Energía y alimentos, en baja

El reporte detalla que la caída más pronunciada se observará en el sector energético, en especial el petróleo crudo, debido al superávit en la oferta mundial y la desaceleración de la demanda. Los precios del barril podrían retroceder por debajo de los 75 dólares en 2026, según las estimaciones del organismo.

En cuanto a los alimentos, el Banco Mundial prevé una disminución promedio del 6,1% en 2025 y una leve baja adicional del 0,3% en 2026. La tendencia está impulsada por cosechas récord y amplios stocks internacionales, en particular de arroz, trigo y maíz.

La soja, uno de los principales productos de exportación de América del Sur, enfrenta también un escenario de precios en retroceso, presionada por la producción récord en Brasil y Estados Unidos, y las tensiones comerciales entre Washington y Beijing, que podrían reconfigurar los flujos globales de compra y venta de oleaginosas.

No obstante, hacia 2027 el Banco Mundial prevé cierta estabilización de precios, acompañada por una recuperación gradual del crecimiento global y una mayor demanda de biocombustibles.

El riesgo climático: La Niña vuelve a escena

Más allá de las variables económicas, el Banco Mundial dedicó un apartado especial a los riesgos climáticos que podrían alterar las proyecciones. En particular, advirtió sobre el posible retorno de un fenómeno de La Niña más intenso y prolongado de lo previsto, con efectos potencialmente adversos en regiones productoras clave como Argentina, el sur de Brasil y la costa del Golfo de Estados Unidos.

Si La Niña resulta más intensa, podría afectar la producción de alimentos básicos como el maíz, el trigo y la soja, impulsando los precios por encima de las previsiones actuales”, señala el documento.

Los modelos meteorológicos del organismo anticipan una alta probabilidad de ocurrencia de La Niña hacia fines de 2025 o comienzos de 2026, con un impacto directo en las condiciones hídricas del Cono Sur.

Consecuencias para Argentina

Para la Argentina, el efecto podría ser doble. Por un lado, el déficit de lluvias limitaría el potencial de rendimiento de los cultivos de verano, especialmente maíz y soja, generando una nueva campaña agrícola marcada por la cautela. Pero, al mismo tiempo, una caída global de la oferta podría provocar un repunte de los precios internacionales, compensando parcialmente las pérdidas productivas.

“En un contexto de márgenes ajustados y costos crecientes, un evento climático severo podría agravar las tensiones financieras del sector agroexportador argentino”, advierte el informe, que subraya la importancia de fortalecer la resiliencia frente a shocks climáticos y de mercado.

El organismo también sugiere la necesidad de políticas macroeconómicas más previsibles en los países emergentes para aprovechar los ciclos de precios y mitigar la volatilidad.

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Una tendencia que pone a prueba la planificación

A pesar del escenario bajista, el Banco Mundial remarca que los precios de los commodities aún se mantienen por encima de los promedios históricos. Pero la tendencia descendente prevista para los próximos dos años impone un desafío a los países exportadores, entre ellos Argentina, que depende fuertemente del ingreso de divisas provenientes del agro.

En definitiva, el informe plantea un horizonte de mayor competencia global, inestabilidad climática y rendimientos ajustados, en el que la eficiencia productiva y la capacidad de adaptación serán claves para sostener la rentabilidad.