Carlos Alcaraz venció a Jannik Sinner en la final del US Open y recuperó el N°1 del mundo

Carlos Alcaraz volvió a hacer historia en Nueva York. El joven español se consagró campeón del US Open 2025 tras superar a Jannik Sinner en una final inolvidable por 6-2, 3-6, 6-1 y 6-4 en dos horas y 42 minutos de juego en el Arthur Ashe Stadium. Con este triunfo, levantó su segundo Grand Slam de la temporada y desplazó al italiano del primer puesto del ranking ATP para recuperar el liderazgo del tenis mundial.
La definición representó el tercer duelo consecutivo entre ambos en finales de Grand Slam, luego de Roland Garros y Wimbledon, confirmando que su rivalidad ya se instaló como el gran atractivo del circuito. En un estadio colmado, y con la presencia del presidente estadounidense Donald Trump —algo que no ocurría desde la visita de Bill Clinton en el año 2000—, la final se demoró más de media hora antes de comenzar, pero el espectáculo valió la espera.
Un arranque demoledor de Alcaraz
El murciano inició con una determinación arrolladora. Quebró el servicio de Sinner en el primer game y desde allí dominó con su derecha potente y cambios de ritmo precisos. El italiano intentó responder con agresividad en la red, pero volvió a ceder su saque en el séptimo game y Alcaraz cerró el set por 6-2 en apenas 38 minutos.

El segundo parcial mostró paridad en los primeros juegos, hasta que Sinner tomó la iniciativa con devoluciones profundas y gran solidez en el fondo de la cancha. Quebró en el cuarto game y mantuvo la ventaja con autoridad, cerrando el set 6-3. Ese fue, además, el primer set que Alcaraz cedió en todo el torneo, señal de que el partido estaba destinado a ser una batalla de alto voltaje.
Dominio del español en el tercero y un cierre vibrante
Lejos de perder confianza, Alcaraz recuperó el control en el inicio del tercer set. Rápidamente se puso 2-0 con un quiebre y desplegó su mejor tenis: devoluciones agresivas, saques bien colocados y un despliegue físico que incomodó a su rival. Sinner cayó en un bache del que no pudo salir y fue superado ampliamente por 6-1, en lo que resultó el tramo más desequilibrado del partido.
El cuarto set devolvió la tensión al choque. Ambos defendieron sus servicios hasta que, en el quinto game, una doble falta y un error no forzado del italiano le abrieron la puerta al quiebre de Alcaraz. El español consolidó la ventaja y, pese a la resistencia de Sinner, cerró el partido en su tercer match point por 6-4, desatando la euforia en Nueva York.
La hegemonía del nuevo “Big Two”
La final fue mucho más que un título: consolidó la hegemonía que ambos ejercen sobre el circuito. Desde 2024 hasta hoy, ningún otro jugador logró ganar un Grand Slam, un dominio que recuerda a la era de Federer, Nadal y Djokovic, aunque con un matiz inédito: desde el inicio de la Era Abierta, nunca dos jugadores habían disputado tres finales de Major en la misma temporada.
El historial entre ambos ahora favorece a Alcaraz por 10-5, con cuatro victorias en los cinco enfrentamientos de este año, todos en finales de máxima exigencia. El español llegó a su octava final consecutiva en torneos importantes y cortó la racha de 27 triunfos seguidos de Sinner en Grand Slams sobre superficies rápidas.
El contexto y lo que viene
Sinner, pese a la derrota, confirmó que atraviesa un momento estelar. Campeón en Australia, finalista en Roland Garros y monarca en Wimbledon, el italiano se convirtió en el cuarto jugador en la historia en disputar las cuatro finales de Grand Slam en un mismo año, junto a Rod Laver, Roger Federer y Novak Djokovic.

Alcaraz, por su parte, reafirmó su carácter de fenómeno. Superó a Novak Djokovic en semifinales con un contundente 6-4, 7-6 (4) y 6-2, y antes había dejado en el camino a Darderi, Bellucci, Rinderknech y Lehečka. Su tenis explosivo, versátil y agresivo lo mantiene como referencia de la nueva generación.
Con el título, el español se llevó un cheque de USD 5.000.000, mientras que Sinner embolsó la mitad. Pero más allá del premio económico, la final dejó una certeza: la rivalidad entre Alcaraz y Sinner ya es la gran atracción del tenis moderno, un nuevo “Big Two” que domina la escena y que promete capítulos aún más memorables.