Brasil flexibilizó la entrada de ajo chino y preocupa a los productores mendocinos

La decisión de Brasil de permitir la entrada de ajo chino sin arancel para cuatro empresas encendió las alarmas en Mendoza, principal productora de la hortaliza en Argentina. Aunque se renovó la tasa antidumping, la excepción a estas compañías extranjeras genera preocupación por la competitividad de los productores locales y la sostenibilidad de sus exportaciones.
La medida fue tomada por la Asociación Nacional de Productores de Ajo de Brasil (Anapa) y el Gobierno brasileño, con la renovación de la tasa antidumping para China, pero exceptuando a cuatro empresas chinas, lo que implica que no deberán pagar el arancel de US$ 0,78 por kilo más un 35 % adicional. De esta manera, el precio de referencia del ajo chino quedaría en torno a US$ 1,69 por kilo, o US$ 16,9 por caja de 10 kilos, un nivel que los productores mendocinos consideran imposible de igualar.
Preocupación en Mendoza
Desde la provincia cuyana, las autoridades y el sector privado advierten que esta situación del ajo chino podría dejar fuera del mercado a muchos productores locales. Por ello, ya trabajan junto al Ministerio de Producción de Mendoza para que Brasil revea la decisión y se analicen los posibles impactos sobre la economía regional.

El ministro Rodolfo Vargas Arizu viajó recientemente a Buenos Aires para solicitar la intervención del Gobierno nacional. Cancillería argentina planea reunirse con sus pares brasileños, buscando plantear que la medida para el ajo chino podría tener grises legales y hasta incumplir acuerdos bilaterales.
En este marco, una comitiva de productores y representantes del Gobierno de Mendoza viajará a Brasil el próximo 16 de octubre para tratar el tema del ajo chino directamente con autoridades del vecino país.

Competencia imposible para el ajo mendocino
La preocupación se centra en que el ajo es uno de los principales productos de la economía regional. En términos de valor FOB, se ubica como el tercer producto más exportado desde Mendoza, y aproximadamente el 75 % de la producción provincial se dirige al mercado brasileño.
A días del inicio de la nueva cosecha hacia finales de octubre, los referentes del sector mantienen cautela, esperando que la resolución pueda modificarse. Sin embargo, Mario Leiva, presidente de la Sociedad Rural del Valle de Uco, fue contundente: “De todas las cargas arancelarias que tenía el ajo como medida antidumping para China, Lula Da Silva sacó la más fuerte, que eran US$ 7 por caja. Eso genera un precio por kilo que los argentinos no podemos sostener”.
Según Leiva, esta decisión provocaría que los productores pierdan todo tipo de rentabilidad, con pérdidas estimadas de US$ 2.000 por hectárea en el contexto actual del dólar, incluso antes de la cosecha. “Nos quebramos porque los productores que ya tienen el ajo sembrado estarían vendiendo a precio de quebranto”, advirtió.

Esperanza en las elecciones y el dólar
Para Leiva, la solución al problema del ajo chino no vendrá de Brasil, sino de Argentina y del resultado de las próximas elecciones legislativas. Según su análisis, una modificación en el valor del dólar podría mejorar la competitividad del ajo mendocino frente al gigante asiático.
“Le pedimos a los productores que no se apuren a cerrar tratos porque van a vender muy barato. Después del 27 de octubre, si el dólar se estabiliza en $1.580 o $1.540, habría margen para resolver el problema sin necesidad de barreras adicionales”, explicó.
Además, la Sociedad Rural del Valle de Uco planea elaborar un informe técnico detallando los impactos negativos de la medida y entregarlo al secretario de Agricultura de la Nación, Sergio Iraeta, para respaldar las negociaciones con Brasil.

Un desafío para la producción local
La flexibilización del ingreso de ajo chino evidencia la vulnerabilidad de los productores argentinos frente a la competencia internacional y la dependencia del mercado brasileño, que representa la mayor parte de sus exportaciones.
Mientras tanto, las autoridades mendocinas y nacionales buscan estrategias diplomáticas y económicas que permitan garantizar la sostenibilidad del sector, en un contexto donde el valor del dólar y los acuerdos bilaterales serán determinantes para la rentabilidad de los productores locales.