Agua: ¿el nuevo enemigo del maíz que desplaza a la chicharrita?


La campaña de maíz 2025/26 comenzó con un escenario alentador: la fuerte retracción de la chicharrita en prácticamente todo el país. Sin embargo, la mejora sanitaria del cultivo ahora se enfrenta a un nuevo desafío que condiciona las siembras tempranas: el exceso de agua en varias regiones productivas.

La chicharrita retrocede en todo el país

De acuerdo con el último informe de la Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus maidis, la presencia de la plaga se redujo sustancialmente, incluso en zonas históricamente críticas como el NOA y el NEA.

En el NOA, un 24% de las localidades quedaron libres de chicharrita y otro 40% registró la menor categoría de presencia. Esto significa que casi dos tercios de la región presentan condiciones muy favorables para el arranque de la siembra.

El NEA mostró un retroceso aún mayor: la plaga estuvo ausente en el 68% de las localidades —18 puntos más que en el informe previo— y otro 20% quedó en el rango de mínima presencia. En el Litoral, la ausencia trepó al 86% y el 11% restante se ubicó en baja incidencia.

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En el Centro-Norte del país la ausencia alcanzó al 78% de las localidades, con otro 19% en categoría mínima. Finalmente, en el Centro-Sur el panorama es prácticamente óptimo: 99% de los casos sin registros de Dalbulus maidis.

Con este contexto sanitario favorable, los productores apuraron el inicio de las siembras tempranas, sobre todo ante la llegada de un nuevo frente de tormenta. Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, ya se implantó el 6,2% de las 7,8 millones de hectáreas proyectadas para la campaña.

En Córdoba, la abundante disponibilidad hídrica impulsa la siembra temprana, que podría alcanzar un 25% del área, diez puntos más que la campaña pasada. En la zona núcleo, el panorama es aún más marcado: se estima que más del 80% del maíz zonal se destine a la modalidad temprana.

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El agua, la nueva amenaza

Si bien la menor presión de la chicharrita despeja un riesgo clave para el maíz temprano, el exceso de agua aparece como el principal desafío inmediato. Los retrasos en la implantación ya se sienten en distintas regiones y podrían condicionar los ritmos de siembra en las próximas semanas.

El futuro de la campaña, que recién comienza, estará definido por dos variables centrales: el monitoreo de la plaga de Dalbulus maidis y la evolución de las condiciones climáticas. Entre la amenaza que se retira y la nueva que se impone, el maíz 2025/26 inicia un ciclo en el que la gestión del agua será tan decisiva como el control de plagas.