Brasil cerró 2025 con un agro fortalecido, más moderno y con fuerte presencia global


El año 2025 dejó un balance ampliamente positivo para la agroindustria de Brasil, que consolidó su crecimiento productivo, avanzó en modernización y reforzó su liderazgo en el comercio internacional. Bajo la conducción del ministro Carlos Fávaro, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAPA) desplegó una agenda intensa que combinó políticas públicas activas, expansión del crédito rural y una diplomacia agropecuaria sin precedentes, con la apertura de más de 500 nuevos mercados para productos brasileños.

Según destacó el propio Fávaro, la gestión tuvo como eje transformar las políticas públicas en herramientas concretas de desarrollo. “Nuestro enfoque ha sido que las decisiones lleguen a las bases y transformen la vida de los productores, especialmente pequeños y medianos, al tiempo que ampliamos el espacio del agronegocio brasileño en el mundo”, afirmó. Ese doble objetivo marcó cada una de las acciones desplegadas a lo largo del año.

Modernización productiva y apoyo directo al productor

Uno de los hitos más relevantes de 2025 fue el lanzamiento del Programa Nacional de Modernización y Apoyo a la Producción Agropecuaria (Promaq), presentado en febrero. La iniciativa estuvo orientada a mejorar la eficiencia productiva mediante la adquisición y donación de maquinaria y equipos agrícolas en todo el país.

A lo largo del año se entregaron 2.645 máquinas en distintas regiones, con actos encabezados por el ministro en estados estratégicos como Mato Grosso, Minas Gerais, Alagoas y Santa Catarina. El programa permitió fortalecer las capacidades productivas de Brasil, especialmente en zonas donde el acceso a tecnología era limitado, reduciendo brechas y mejorando la competitividad del agro brasileño.

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Suelos, sostenibilidad y agricultura familiar

La agenda ambiental y productiva también tuvo un fuerte impulso. En mayo, el Gobierno Federal lanzó en Mato Grosso el programa Suelo Vivo, con la presencia del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. La iniciativa, desarrollada junto al Instituto Federal de Mato Grosso y la Fetagri-MT, se enfocó en la recuperación de suelos degradados y el fortalecimiento de la agricultura familiar.

Durante 2025 se analizaron más de 1.600 muestras de suelo en casi 6.000 hectáreas, beneficiando a 685 familias rurales. En paralelo, el programa Caminho Verde Brasil avanzó en la captación de recursos para la restauración ambiental, con una primera etapa que prevé recaudar R$ 30.200 millones para recuperar hasta 3 millones de hectáreas, con la meta de rehabilitar 40 millones en la próxima década.

Crédito récord y políticas agrícolas activas

En materia de financiamiento, el Plan Cosecha 2025/2026 volvió a marcar un récord por tercer año consecutivo. El programa alcanzó R$ 516 mil millones en crédito rural, con un incremento de R$ 8 mil millones respecto del ciclo anterior.

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“El Plan Cosecha récord es fruto del diálogo permanente con los productores y el sistema financiero”, subrayó Fávaro. Este volumen de recursos permitió sostener inversiones, acompañar a distintos segmentos productivos y brindar previsibilidad en un contexto global desafiante.

Diplomacia agrícola y reconocimiento internacional

La proyección internacional fue otro pilar clave de la gestión. A lo largo de 2025, el ministro encabezó misiones oficiales en Asia, Europa, África y América, acompañando al presidente Lula en giras por Japón, China e Indonesia, y al vicepresidente Geraldo Alckmin en México. Estos viajes se tradujeron en nuevos accesos a mercados, actualización de protocolos sanitarios y mayor confianza internacional en el sistema productivo brasileño.

Un momento emblemático fue la visita a Francia, donde Brasil recibió el reconocimiento como país libre de fiebre aftosa sin vacunación, otorgado por la Organización Mundial de Sanidad Animal, un logro sanitario clave para ampliar exportaciones.

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Instituciones fortalecidas y liderazgo regional

En el plano institucional, el Instituto Nacional de Meteorología (Inmet) avanzó en un proceso de modernización tecnológica, mejorando la calidad de los pronósticos climáticos. A su vez, la Embrapa duplicó su presupuesto público, alcanzando R$ 335 millones, lo que permitió reactivar concursos, impulsar investigación y fortalecer la agricultura sostenible.

El protagonismo brasileño también se reflejó en la COP30 en Belém, donde el MAPA defendió la compatibilidad entre producción y preservación ambiental. Finalmente, en noviembre, Fávaro asumió la presidencia de la Junta Interamericana de Agricultura, consolidando el liderazgo regional de Brasil.

Con expansión productiva, instituciones fortalecidas y una diplomacia activa, Brasil cerró 2025 reafirmándose como un actor central en la seguridad alimentaria global y en la agenda de sostenibilidad.