Agricultura en Santa Fe: buenos rindes de maíz y avances en algodón y trigo


El panorama de la agricultura del centro-norte de Santa Fe continúa ofreciendo señales alentadoras, con un avance sostenido en la cosecha de maíz tardío que registra rendimientos destacados, una recolección de algodón que progresa pese a obstáculos climáticos y una campaña triguera que promete superar la superficie sembrada en el ciclo anterior. Así lo informó la Bolsa de Comercio de Santa Fe a través del Sistema de Estimaciones Agrícolas (SEA), que relevó el estado de los principales cultivos entre el 2 y el 8 de julio de 2025.

Buenas noticias desde el maíz tardío para la agricultura

En el sur del área de agricultura relevada, especialmente en los departamentos San Martín, San Jerónimo y zonas puntuales del resto de la región, comenzaron las tareas de recolección de maíz tardío o de segunda. Las condiciones climáticas de las últimas semanas —marcadas por bajas temperaturas, heladas y una progresiva disminución de la humedad en los granos— resultaron favorables para el inicio de la cosecha del último cultivo de la gruesa.

Los rendimientos registrados hasta el momento muestran una performance positiva para la agricultura, con mínimos de entre 85 y 90 quintales por hectárea y máximos que alcanzan los 110-115 qq/ha en los mejores lotes. En general, el estado del cultivo se evaluó entre bueno y muy bueno, especialmente en aquellos sembrados durante las últimas ventanas de la campaña 2024/2025.

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Algodón: avanza la cosecha, con rindes dispares

En cuanto al algodón, se informó que la recolección alcanzó ya el 75% del área total sembrada, aunque el ritmo fue lento debido a condiciones climáticas adversas. Nieblas, neblinas y una baja radiación solar dificultaron la apertura de cápsulas, lo que terminó afectando la calidad de la fibra.

En el este de la región, los rindes de la agricultura oscilaron entre 400 y 450 kilos por hectárea en los lotes de peor performance, mientras que los cultivos bajo riego lograron rendimientos de hasta 2.500 kg/ha. En el oeste, los números fueron algo más alentadores, con picos de hasta 4.000 kg/ha en sectores puntuales, aunque los promedios se ubicaron entre 1.800 y 2.000 kg/ha.

Muchos lotes que aún no alcanzaron la madurez necesaria fueron reservados para un segundo ciclo, en espera de condiciones más adecuadas que permitan una apertura efectiva de las cápsulas y una mejora en la calidad final del producto.

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Foto: INTA

Trigo: firme avance y aumento de superficie

En paralelo, la campaña de trigo sigue avanzando con firmeza en su sexta semana consecutiva de siembra. De las 500.000 hectáreas proyectadas, ya se han implantado unas 425.000, lo que representa un avance del 85% y un progreso semanal de 10 puntos porcentuales.

De confirmarse las estimaciones, la superficie triguera experimentaría un crecimiento del 7,5% respecto al ciclo 2024, equivalente a unas 35.000 hectáreas adicionales. Este incremento está vinculado a varios factores clave: una buena disponibilidad de agua útil en el perfil del suelo, el acceso a tecnología por parte de los productores y una relación costo-beneficio que se mantiene favorable para el cereal.

En términos agronómicos, los cultivares implantados muestran una buena germinación y emergencia, un desarrollo vegetativo sin contratiempos y una excelente sanidad general. Además, se mantiene el ritmo de las labores de fertilización y control de malezas, ajustadas a los planes técnicos específicos de cada establecimiento agrícola.

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Un semestre alentador, con foco en la gestión

El balance general del ciclo agrícola en esta región santafesina, al cierre del primer semestre, deja sensaciones positivas. Con una cosecha de maíz tardío que arranca con excelentes rindes, una campaña triguera que crece en superficie y un algodón que, pese a las adversidades climáticas, avanza con firmeza, los productores miran con optimismo el tramo final del invierno y la transición hacia la primavera.

No obstante, la clave para consolidar estos resultados estará en la gestión eficiente de los recursos disponibles y en el seguimiento técnico permanente, para sortear los desafíos climáticos que aún podrían surgir y garantizar la calidad de las próximas cosechas.