Aceite de girasol: exportaciones que no se veían en 20 años


Las exportaciones de aceite de girasol argentino alcanzan niveles históricos, con un ritmo de embarques que no se veía en veinte años. La alta demanda externa, combinada con un intenso proceso de crushing interno, posiciona al país como protagonista del mercado global, mientras los precios internacionales se mantienen firmes frente a la escasez en el Mar Negro.

Embarques récord y crushing activo

Según datos del informe elaborado por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), hasta agosto se procesaron más de 2,7 millones de toneladas de girasol, el mayor ritmo en los últimos 17 años, y los embarques de aceite superan 900.000 toneladas, un volumen que refleja el impulso exportador sostenido desde principios de campaña.

El precio FOB argentino se mantiene por encima de USD 1.150 por tonelada, alrededor de un 30% más alto que el promedio registrado en los últimos dos años para este período. Este contexto permite que la industria nacional de aceite de girasol consolide su actividad, mientras los exportadores aprovechan la fortaleza de la demanda global.

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Foto: Informe BCR

Escasez de oferta en el Mar Negro

Mientras Argentina consolida su posición exportadora de aceite de girasol, la situación en el Mar Negro genera presión sobre los mercados internacionales. La cosecha regional comenzó, pero los precios spot no muestran la típica caída de oferta de inicio de ciclo. La explicación reside en la mala campaña previa: Rusia y Ucrania finalizaron 2024/25 con producciones bajas, particularmente Ucrania, que registró apenas 12 millones de toneladas, un 18% menos que la campaña anterior.

El déficit en la producción y los stocks limitados generan un carry-in ajustado para la nueva campaña, y las proyecciones productivas para Ucrania indican una recuperación mínima del 7%. Este escenario contribuye a mantener los precios internacionales firmes y refuerza la competitividad de Argentina en el mercado de exportación de aceite de girasol.

Balance global más ajustado

La consultora Oil World actualizó recientemente la proyección de oferta global de girasol para la campaña 2025/26, que se estima en 59,4 millones de toneladas, apenas 4 millones más que el ciclo anterior, menos de lo esperado inicialmente. La combinación de esta oferta limitada y la demanda sostenida de aceite deja al ratio stock-uso en su nivel más bajo de los últimos cinco años, un indicador que refuerza la firmeza de los precios.

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Desde agosto, el FOB ucraniano subió de USD 1.170 a 1.230 por tonelada, mientras que el precio en Rusia también mostró incrementos, aunque más moderados, de aproximadamente 25 USD/t. Estos movimientos sostienen las expectativas de la industria argentina y posicionan al aceite de girasol como un activo estratégico dentro de las exportaciones agroindustriales.

Argentina, con ventajas competitivas

El impulso exportador argentino no solo se explica por la demanda externa, sino también por la disponibilidad de girasol para procesar y la eficiencia logística del país. Con un crushing que registra niveles históricos, la industria local transforma la producción en aceite con rapidez, asegurando un flujo constante de embarques hacia mercados clave en Europa y Asia.

Además, la combinación de precios atractivos y una oferta internacional ajustada permite a los exportadores locales consolidar contratos a futuro, mientras la campaña 2025/26 se prepara para mantener el impulso, especialmente si las condiciones climáticas y logísticas continúan favoreciendo la recolección y procesamiento del girasol.

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Perspectivas hacia fin de campaña

El escenario global y local apunta a que los precios del aceite de girasol se mantendrán sostenidos durante los próximos meses. La escasez en el Mar Negro, sumada a la fuerte demanda externa y al limitado carry-in, genera soporte natural para los valores.

Para Argentina, esto representa una oportunidad histórica: no solo se consolidan los embarques de aceite de girasol en máximos de dos décadas, sino que el país reafirma su papel como proveedor confiable de un mercado internacional con necesidades crecientes y oferta ajustada. El desafío será mantener la competitividad y la eficiencia logística para sostener estos niveles durante toda la campaña.